La disciplina (Si quería ser (II))

Una espiral luminosa de partículas de polvo y humo se despliega sobre el cuerpo de un obrero en la avenida Camino de vuelta a casa al terminar la jornada, un hombre con el rostro curtido por el sol y por los años pregunta a una mujer: “¿Tú sabes lo que cuesta enterrar a una persona?” retroceda el espejismo del orden allá donde emerja la belleza de lo inesperado / Renunciar al logro simbólico, profundizar la mirada liberándola de yugos Hacer cada día la cena; se tuesta la soja bajo el calor metálico de la sartén, el cuerpo se nutre disciplinado para afrontar exitoso el día; no es hasta llegar al hogar cuando descansa, se regenera e ilumina / Nudillos curtidos de golpear el muro de la realidad con la voluntad de hacerla permeable aporreando con las manos, las piernas, el cráneo, la superficie de lo ofrecido como dado la escuela, el instituto, la amistad, las calles, el amor, el trabajo sucesión de castillos infranqueables en que arremeter contra puertas...