Las Canteras 24
Si llego al final del muelle... • Comprendo con cierta precisión la estructura de los límites que me constriñen. Asumo, responsable, el mandato de hacerlos añicos. • Desfilan frente a mí hombres que reciben la caricia grisácea de los cielos de septiembre. Resplandecen; sus hombros contorneados por el nácar de las nubes. Parecía que íbamos en la dirección correcta, pero nadie avisó de que no había destino • No todos vinimos al mundo a aprender las mismas lecciones El dolor como paseo cauteloso hacia la orilla. Orientarse, parece, no trataba de la existencia de un faro más que de imaginar un camino por el que fuese posible avanzar. • Nudillos curtidos de golpear el muro de la realidad, queriendo hacerla permeable, aporreando con las manos, las piernas, el cráneo, el decorado de lo que vino dado. • Habitar el cuerpo en legítima defensa de su integridad: que el calor imperfecto de la espalda quiebre l